En enero de 2004 comienzo a dar clases en el living de casa. ¡Qué trastorno! Se levantaron paredes para separar la cocina del salón de yoga. Se aprendieron nuevas reglas para la convivencia de la vida familiar y el trabajo. Como resultado se logró un lugar muy acogedor y cómodo. Lo fuimos creando cada uno de los que practicamos. Cada vibración individual se expandía. Los mantras, sutiles sonidos que repetimos, nos conectan con nuestro corazón, nuestras conciencia, nuestra esperanza.
Las clases en la terraza son maravillosas, viendo ese cielo tan inmenso, los practicantes superándose día a día, disfrutando y recibiendo los beneficios de las bondades del lugar. Siento la energía de los maestros: Swami Sivananda y Vishnu-Devananda, su discípulo; creando esa atmósfera de paz, de humildad, de silencio. Más que nunca repite "SIRVE - AMA - DA - MEDITA - PURIFICA - REALÍZATE!!!" Es la energía de Sivananda que nutre nuestra existencia. Practica, practica, practica, ése es el secreto.
"Una onza de práctica vale más que toneladas de teoría." "Practica yoga, religión y filosofía cada día y alcanzarás la autorrealización.
"Una onza de práctica vale más que toneladas de teoría." "Practica yoga, religión y filosofía cada día y alcanzarás la autorrealización.
Es el camino de los maestros.
Estamos en el camino. Ya en 2008, en el barrio comenzaron a llamarla "la casita de yoga".
Y las clases de tardes y noches que me hacen crecer día a día.
Fueron años de mucha luz y crecimiento, de esfuerzo y tesón.
¡En enero de 2010 tiramos nuevamente las paredes!!! ¡Oh Dios mío!!! Elena, practicante y arquitecta se encargó de asesorarme y realizó los planos del proyecto. Hay un baño nuevo para los practicantes, un salón de más de 40m2 y la nueva cocina quedó hermosa, para próximos talleres de cocina ayurveda. ¡Gracias a mi maestra Jayashree Saha!!!
Son meses de mucho trabajo, creando espacios, construyendo desde el corazón. Mi alma pongo en esto y todo mi amor. Muchas gracias a cada uno de los practicantes, a mi familia, a las profesoras, a los maestros.
Con cariño
Bhavani (mi nombre espiritual)
Claudia Inchausti